miércoles, 18 de diciembre de 2013

28 de diciembre, fun, fun, fun.


Un nuevo día amaneció. Era 28 de diciembre del año de gracia de 2010 y ADICT se reunía a las nueve y media de la mañana para tratar algunos asuntos. El árbol de Navidad brillaba en la sala principal de la sede de ADICT y un belén ocupaba buena parte del ancho hall de entrada. A las nueve y media Javi y José Antonio ya estaban allí, recién desayunados. Y Laura andaba también por allí cerca. Rafa miraba el periódico de la mañana, sentado en un sillón.
A los pocos minutos los miembros del club entraban en el salón de reuniones. Y Lucas fue el primero en hacer una aportación que pasó a los anales de la Historia:
¿A que no sabéis qué día es hoy?
Sí. Jueves respondió Laura
¡El día de los inocentes! exclamó Lucas, con entusiasmo.
Eh, eh, ¡para! dijo Javi, temiéndose lo peor. Si vamos a empezar como siempre, apaga y vámonos. ¡Ni una bromita quiero este año! Ya tuvimos bastante el año pasado.
¿No quieres desayunar, Javi? preguntó Galindo. Un chocolate, recién hecho, caliente, como a ti te gusta… ¡o un café!
Pues dámelo tú, andadijo Javi.
¿Y por qué no lo coges tú? preguntó Lucas.
¡Porque sé que alguna me tienes preparada, como si lo viera! Veneno, matarratas, ácido o cualquier cosaexclamó Javi. No voy a cogerlo, que lo sepas… Además, ya he desayunado. Y muy nutritivamente, además.
Juanjo llegó por allí. Acompañado de Héctor, fue el último, junto con sus compañeros, en hacer su aparición en la reunión.
Buenos díassaludó. Siento el retraso. No he tenido tiempo siquiera de desayunar…
Buenas, Juanjo… ¿un chocolate? ¿Un café?preguntó Lucas.
Pero deja ya el chocolate, hijo mío, que pareces tontole espetó José Antonio. Juanjo aceptó un café caliente de buen grado. Fue hacia la cafetera y cogió la primera taza que vio. Vertió el contenido de la cafetera en la taza pero ésta tenía un agujero perfecto en el centro y el café salió por él, ensuciando el suelo y haciendo que Juanjo pegara un salto del susto… Lucas y Galindo se desternillaban de la risa.
¡Pero seréis…!se enfadó Juanjo, cogiendo una servilleta y limpiando el charco de chocolate que había quedado en el suelo.
¡Bueno, vale, ya basta! exclamó Javi. Creo que estamos aquí para hablar del Caso Voronkov – Vicuña – y compañía, y no para ver vuestras bromas estúpidas, Lucas, así que dejadlo…
¡Alegría, hombre, que es Navidad! dijo Lucas.
Alegría y Navidad te voy a dar yo a ti… en toda la bocamurmuró Javi, por lo bajo.
Lo que espero sinceramente es que nadie utilice el timbre dijo Galindo.
¡Pero si nosotros no tenemos timbre! exclamó Laura.
Ahora sí… dijo Lucas, poniendo en su rostro una maligna sonrisa.
No me lo digas. ¿Electrocución, tal vez? ¿O me equivoco? preguntó Javi, con sarcasmo. ¡Pues ve quitándolo porque espero una visita importante!el gesto de sarcasmo tornó inmediatamente en uno de enfado, y fulminó a Lucas con la mirada.
No hizo falta que lo quitara nadie, porque nada más decir aquello unos alaridos horribles se escucharon en la sala principal. Rafa salió temiéndose lo peor, pero no era del timbre, sino que vio a un ser horrible, gimiendo y dando unos gritos espantosos…
Javi y José se acercaron al tipo del disfraz. José le arrancó la horrible máscara de la cara, una máscara verde deforme, con ojos rojos, unos pelos larguísimos y unas orejas picudas terribles. Y allí estaba Marco...
¡Marco! ¡Me cago en la Orden, estabas más guapo con la máscara del Grinch! exclamó Javi.
¡Inocentes, inocentes…!empezó Marco, riéndose a carcajadas; pero no consiguió el efecto deseado, porque allí le miraban todos con cara rara. Javi estaba a punto de matar a alguien. Viendo que no se reía nadie, cesó en el intento de hacer gracia. ¿Pero qué pasa aquí? Vaya caras…
Es normal, en los últimos tiempos no piensan nada más que en liquidarnos a todos por ahí fuera dijo Javi. Pero bueno, tú sigue dedicándote a lo tuyo, que es hacer el anormal, y muy bien que lo ha…
No había terminado de hablar cuando un estruendo sacudió el exterior.
Vaya un petardazodijo Sergio, asomándose por la ventana.
¡BOUM! ¡Otra explosión! ¡BAM! ¡Otra más! Rafa se metió a toda prisa bajo una mesa, Lucas se refugió tras el portal de Belén, Javi y Laura sacaron sus pistolas y se apostaron contra la pared, al lado de las ventanas, y Sergio corrió a la sala de control… ¡Y bum, otra explosión!
¡¿Pero qué pasa?! bramó Javi, mirando fuera a través de la ventana.
¡Es que esto son nuestras costumbres frikis para los nuevos juegos shooter de Año Nuevo! decía Marco. En lugar de regalar libros y cosas así, pegamos bombazos… armamentos, hay que gastarlos, ya sabéis… Y Guille me está haciendo su regalo.
¡Yo a ti te mataré luego, pero ahora voy a defender el sitio! exclamó Laura, disparando un par de dardos por la ventana, no se sabía dónde, pero si le daba al tío que estaba bombardeando, mejor...
¡Esto es de locos! exclamó Rafa. ¡¡Guille, deja de hacer tonterías!!
¡¡MUERTEEEEEE!! vociferó alguien. ¡¡BOUM!! Otra explosión sacudió el aire e hizo saltar a todos.
¡Ya está bien! ¡Voy a llamar a la policía! gritó Laura.
¡Muy bien, ya vale! ¡O paran las explosiones o me cargo a alguien! gritó Javi. En ese momento Guille entró por la puerta y, mirando a Marco, a Lucas, a Galindo y a Rafa, que había salido de sus escondites, les hizo un gesto, y todos juntos gritaron la consabida palabra:
¡Inocentes, inocentes!
Laura sacó la pistola thaser y la cargó al máximo.
¡Agárrame o los mato! ¡Agárrame o les meto veinte mil voltios! gritaba Laura, indignada. ¡Agárrame que me los cargo! ¡Agárrame o los asesino! ¡¡Agárrame que los liquido…!!
¡Vale, vale, Laura, déjalo! ¡¡TEMPLA!!Javi la sujetó. ¡Quien ríe el último ríe mejor! ¡Se van a enterar! ¡Por mis santos cojones que se van a enterar! les miró de reojo.
¡Mirad lo que os digo, me voy a dormir y no quiero saber nada de nadie hasta el día de Reyes! exclamó Sergio entonces. ¡Manda huevos, unos tíos ya de vuestra edad con estas gilipolleces!
Sí, coño, ¡pero es que siempre picamos! El año pasado igual…dijo Laura, que, muy enfadada, guardó su pistola.
Marco y Guille salieron de allí, riéndose a más no poder. Salieron de la sede del club a carcajada limpia.
¿Pero has visto la cara que han puesto cuando he estallado la dinamita ahí detrás? preguntaba Guille.
¡Épico, Guille, ha sido épico! reía Marco.
Pero en ese instante una nueva figura llegaba…
¡Anda, mira, los frikis! ¿Qué hacéis aquí? ¡Largaos, anda, largaos!
Hombre, el matón de instituto, Juan Suárez… ¡Feliz Navidad! ¿Vas a entrar? preguntó Guille, al que se le saltaban las lágrimas de la risa.
¡Sí, voy a entrar porque estos imbéciles me deben varias explicaciones! ¡Sobre todo el paleto del presidente! ¡Y apartaos de en medio! ¡Ya os estáis largando, venga! chilló Suárez. Apartó a Marco de un empujón ante las protestas de Guille y las del propio Marco. Juan llevó el dedo al timbre. Y a continuación…
¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHH!!!
La instalación eléctrica de la ADICT pegó un chasquido de agárrate y no te menees. Los ordenadores que estaban encendidos descargando algún archivo pegaron un chispazo que los fundió, mandando las transacciones al garete; las bombillas chisporrotearon; la calefacción pegó un chasquido; la televisión pegó un petardazo; las luces del árbol y del belén se quemaron y hasta saltaron los plomos para evitar una desgracia. Hasta la tostadora soltó una descarga.
¡El timbre, el timbre! ¡Han picado! exclamó Lucas, entusiasmado.
¿¿PERO QUÉ HAS HECHO, ANIMAL, SO DESUSTANCIADO?? gritó Sergio corriendo hacia la puerta junto con Laura. Javi se asomó por la ventana…
¡¡SUÁREZ!! bramó Javi, alarmado. ¡Juan Suárez! ¡Abrid la puerta! ¡Y contigo ya hablaré luego, pedazo de julai! indignado, señaló a Lucas.
Laura abrió la puerta. Guille sujetaba a Suárez, que no se tenía en pie. Suárez tenía el dedo en alto, encendido, en involuntaria parodia de E.T, totalmente negro, los pelos carbonizados y más de punta que de costumbre, soltando chispas, la ropa negra como el carbón…
Perdonad, esto estaba fuera... dijo Guille, sosteniéndolo.
Pasaron a Juan al interior del local y lo sentaron en un sofá. El pobre no podía articular palabra…

Transcurría el día. Javi y José Antonio salieron para hacer unas gestiones de la asociación y dijeron que estarían de vuelta para comer todos juntos en la misma sede de ADICT. Ya que otros días se celebran con los amigos, ¿por qué no celebrar un día en la Navidad todos juntos? Así que sobre las dos y media estaban todos sentados a la mesa. Todos excepto Javi y José, que se retrasaban quizá más de lo que habían previsto. Laura era la encargada de servir la comida, con la ayuda inestimable y desinteresada de Rafa. Un gigantesco filete para cada uno, según dijo Laura, “recién cortado por el carnicero ese que hay dos calles más abajo, que es muy bueno y tal”. Todos estaban sentados y habían empezado a comer porque se enfriaba la comida y esos dos seguían sin aparecer. A eso de las tres menos cuarto entraron por la puerta.
¡Pues no, Suárez no lleva razón! se oía a José Antonio. Si quiere dinero que robe un banco. No le doy un duro. ¡Ni rehabilitaciones ni leches! El que es tonto es tonto...
Si ya lo sé, vamos a ver, ¡pero son sólo cien euros de nada!
¿Cien euros? Si te dijera lo que pienso que va a comprarse con esos cien euros. ¡Hierba de la buena, como mínimo! exclamó José, entrando en la gran sala de celebraciones con los coloridos adornos colgando de las paredes. Javi le siguió.
¡Bonita estampa! dijo, sentándose. ¡Pedazo de filete!
El casodecía Sergio es que esto está buenísimo. No sé si es la carne o los condimentos que has echado, Laura, pero está de muerte…
Yo creo que es la carneafirmó Galindo. Y esos entremeses que has colocado… “chapó”…
Tú calla y come, que es lo tuyodijo Javi. Me voy a comer el filete y punto. Que ya sabéis que no soy de mucho comer… que eso engorda.
Oye, Lauraintervino Lucas, llevándose un gran trozo de carne a la boca. ¿Y de qué has dicho que es esta carne?
El caso es que está buena, la jodíadijo Galindo.
Galindo, espero que te refieras a los filetesdijo Javi, mosqueado.
Bueno, eso tambiénse rió Galindo.
¡Yo a ti te mato, por anormal! Javi se levantó.
¡Vale, calma, calma! exclamó Laura, viendo venir la catástrofe. Que Galindo sea un necesitado desesperado no es novedad Javi se sentó, con instintos asesinos aún. En cuanto a la carne, Lucas...
Lucas se llevó otro gigantesco trozo de carne a la boca mientras mojaba un buen trozo de pan en la salsa…
¡ES DE PERRO!
¿QUÉEE? bramó Rafa, escupiendo instantáneamente en el suelo.
¡ARGH!Galindo se empinó el refresco completo.
¡QUÉ ASCO! exclamó Sergio.
Oye, pues da igual dijo Javi, llevándose el tenedor a la boca, ¡esto está rico, rico, como dice el cocinero! ¿Qué más da que sea de perro? Te está bien, Galindo, por meterte con mi chica guapa impunemente…
¡Pero bueno! exclamó José Antonio, casi dando arcadas. ¿Y todavía dices que está bueno esto? ¡Qué asco! ¡Pobre perro!
¡Te voy a denunciar a Greenpeace! bramó Lucas, que estaba enfadadísimo.
Lo que no me explico dijo Laura, con una sonrisa traviesa en su cara es cómo podéis ser tan... ¡¡INOCENTES!! gritó. Javi se partió de risa y Sergio también. Obviamente, ya lo sabían…
En realidad dijo Laura, cogiendo una gran fuente tapada el perro está AQUÍ DENTRO.
Destapó la fuente y allí había un perro enorme…
¡JODER! gritó Rafa.
¿Pero serás asesina de animales? gritó Lucas.
Ay, hijo, ¡que es de mentira! exclamó Laura, que se desternillaba.
Pero, ¿a que ha molado? preguntó José Antonio, partiéndose de risa junto con Javi y Sergio, que estaban que no se tenían en sus asientos.
Transcurrió, sin más sobresaltos, la comida. Lucas pensaba en ejecutar su cruel venganza, pero Javi le tenía una preparada para que se dejara de tonterías. Tuvo una conversación secreta y oculta con Laura, de la que no se enteró absolutamente nadie, cuyo contenido fue el siguiente:
Grabamos una cinta con el sorteo de hoy, la rebobinamos y la dejamos en el vídeo. Falsificamos entonces el décimo con el número de Lucas. Y entonces se pensará que le ha tocado, ¿no? explicaba Javi. Lo siguiente que hay que hacer es ponerse a dar saltos de alegría, hacer que nos enseñe el billete y entonces, por accidente, ¡zas!, al fuego de la chimenea.
¡Sublime! exclamó Laura. ¿Pero no tienes un plan B?
No esta vezdijo Javi. Pero estoy seguro de que funcionará, porque nuestras conspiraciones funcionan siempre, Lauri… Ciertamente es imprescindible que Lucas no vea el sorteo hasta que esté todo listo.
Y dicho y hecho. Con nocturnidad y alevosía, mandaron a Lucas y Galindo a la calle a inspeccionar un sitio a la hora del sorteo. Laura ya se había enterado del número de Lucas con sus malas artes de espía… y Javi, con ayuda de José Antonio, falsificaba mediante un programa informático el décimo, para que resultara exacto al de Lucas. Ni por asomo había tocado el número en el sorteo, pero eso lo sabían ellos, que lo habían visto en directo a las nueve y media de la noche. A las diez empezó a llegar la plana mayor de ADICT para la última reunión del día 28 de diciembre. Cuando Lucas y Galindo volvieron de la calle, estaba la cinta de vídeo preparada, el décimo encima de la mesa…
¿Habéis visto mi décimo del sorteo? preguntó Lucas.
Está ahí Laura señaló a otro despacho. Voy a por él…
Volvió al poco con el número.
Bueno, antes de ver cómo quedan los asuntos del maltratador de marras que está investigando Juanjodijo Javi, vamos a ver el sorteo de hoy, que he grabado por estar todos de guardia. Como sé que algunos siempre lleváis un décimo encima, lo he grabado, sí…
Apretó el botón del mando a distancia y la tele proyectó el sorteo. Lucas miraba ensimismado su número. Laura le daba un disimulado codazo a Javi a medida que iban saliendo los números.
Un sietese oía a Lucas. Un siete…
Y el siete salió, como era de esperar. Lucas se puso a dar saltos de alegría.
¡Me ha tocado! ¡Sí, señor! ¡Diez mil eurazos!
¡Déjame ver! le pidió Rafa. ¡Pues sí! ¡Exacto!
¿A ver eso? Javi lo cogió.
¡No, espera, déjamelo a mí! le pidió Laura, intentando cogerlo de la mano de Javi y empezando un forcejeo. La cosa fue a mayores cuando entró José Antonio por en medio…
¡Yo también quiero verlo! ¡Anda, dame!
Y entonces a Javi se le “cayó” el décimo a la estufa de leña, y aquél se hizo cenizas instantáneamente… Lucas les miró con instintos asesinos pero entonces Javi y Esther se pusieron de acuerdo.
¡INOCENTEEEEE!
¿Qué decís? preguntó Lucas. ¡Me ha tocado, está claro!
Sí, Luquitas, pero lo que no sabías es que había una cinta de vídeo ahí dentro José Antonio señaló el vídeo. Te la han colado.
¿Cinta de vídeo? exclamó Lucas, indignado. Abrió un cajón y sacó de él… una cinta de vídeo. ¡Sí, esta cinta de vídeo! ¡Que la acabo de sacar de ahí ahora mismo, Javi! ¿Quién es ahora el imbécil y el anormal, eh? ¿Es que no sabíais que hoy retrasaban el sorteo por ser el especial del día de los inocentes y era una hora más tarde? ¿Eh?
Javi y Laura se miraron estúpidamente, con cara de besugo, sin saber qué decir. Pero si habían visto el sorteo y lo habían grabado, ¿cómo era posible que…?
Entonces Lucas, viendo la cara de desolación que habían puesto, les gritó:
¡Ja, ja, ja! ¡Habéis picado! ¡Inocentes! ¡Inocentes! ¡Ja, ja, ja!
José Antonio se desternilló instantáneamente de la risa, sin saber qué decir. Rafa miraba al techo y decía “¿qué he hecho yo para terminar rodeado de piraos?”, y Juanjo se mantenía sereno, como de costumbre, pensando en que todo aquello era una locura y acabaría como el Rosario de la Aurora.
¡Nunca jamás! exclamó Lucas, mientras se dirigía a la puerta. ¡Nunca jamás oséis desafiar al rey!
Lucasdijo Javi. ¿Quieres que te diga una cosa?
Sí, hombre, dila, que me ríadijo Lucas.
No te atrevas a salir de aquídijo Javi. Porque grandes amenazas se ciernen... sobre... tu... cabeza enfatizó las últimas tres palabras.
¡Sí, ya! exclamó Lucas. ¡Me largo, ahí os quedáis! ¡Pringaos!
No, ¡por favor, no lo hagas…!le dijo entonces Laura, en tono de súplica.
¡Soy el rey! iba diciendo Lucas.
¿Te digo quién es el rey? ¿O mejor dicho, los reyes de las bromas, Lucas?
No hace falta, Javi, ¡no hace falta, ya me lo sé, mis muertos en vinag…! entonces abrió la puerta para salir a través de ella y un cubo repleto de agua sucia le cayó encima de la cabeza. Todo el club se desternilló de la risa instantáneamente. Javi pasó por su lado, junto con Sergio y con Laura, y le dio a Lucas unas palmaditas en el hombro.
Eeeeeeeso es, Lucas, tus muertos. Tus muertos en vinagreta son los reyes de los inocentes, Lucas. ¡Tus muertos en vinagreta! Ah, y ¡nunca jamás! Nunca... jamás... oses desafiarme a mí…

Y así terminó este glorioso día de los inocentes, en el que nunca nadie supo si el cubo de agua lo había puesto Laura, o Javi… ¿o tal vez fuera Juanjo, que miraba a Lucas de una manera muy sarcástica, como nunca jamás lo había mirado? Quién sabe…